IDENTIDAD DIGITAL Y AUTOCENSURA

La identidad digital se define como la imagen que proyectamos de nosotros mismos en los soportes digitales (Foros, Redes Sociales, Blogs…) y de cómo nos perciben los demás… Internet en 2008 ha llegado a convertirse en una auténtica coctelera de redes y grupos sociales en los que todos nos ven y nos observan.

Y es que hemos ido creando y alimentando, perfil tras perfil, foto tras foto, comentario tras comentario, nuestra identidad en la Red, sin darnos cuenta de que nuestros sueños, nuestros defectos o nuestra opinión se iban a convertir en “productos” consumibles por los usuarios de la Red. Nos consumen porque nos miran y porque nosotros dejamos que lo hagan… ¡Esto sí que es un Gran Hermano Virtual!

Para muchos usuarios puede llegar a ser agotador estar en Tuenti, Facebook, MySpace, Blooger, Flickr, Amazon, Youtube, Linkedin, Infojobs, Xing, Meetic, Twitter etc… Empiezan a tener la sensación de que su identidad digital no les define realmente o bien está difuminada a lo largo y ancho de todos esos sitios y muchos otros más… ¿Es necesario realmente estar en todos? Sólo con poner nuestro nombre en la caja tonta de google podemos ver, no sólo lo que somos, sino también lo que dicen que somos. ¡Estamos, prácticamente sin darnos cuenta, en el gran escaparate de una tienda llamada Internet!

En 2009 la concienciación de unificar o privatizar nuestra identidad digital se acentuará con la aparición de escándalos como por ejemplo el de Tuenti y los guardias civiles que se hicieron fotos comprometidas con unas adolescentes que después aparecieron en dicha Red Social para vergüenza de los protagonistas y regocijo de los medios de comunicación. Aquí todo el mundo “está” y te observa quieras o no (es curioso como muchos usuarios se sienten incómodos con la paulatina pérdida de la intimidad en unos espacios denominados “personales” sin entender que también se definen como “sociales”).

Así el panorama de acciones y de opinión en estas Redes de “nombre real” como por ejemplo Facebook o Tuenti, son cada día más políticamente correctas: al no saber quién puede estar al otro lado curioseando, nada ni nadie se sale de lo establecido y de lo políticamente correcto. No se ven críticas duras, polémicas personales o afiliaciones políticas fuera de lo común, por poner tres ejemplos… Es como en la vida real: todos seguimos teniendo miedo a la crítica pública y nos parapetamos detrás de una máscara.

Sea cual sea esta máscara social, nuestra edad, religión, status social… es innegable que las Redes Sociales nos permiten deleitarnos con esa autocontemplación egocéntrica que tan arraigada llevamos todos seres humanos… ¡Nos gusta que nos miren! Es algo demostrado desde los estudios antropológicos de Claude Lévi-Strauss o los psicológicos de Sigmund Freud, pero de ahí a que tu jefe vea las fotos de la última juerga o una multinacional farmacéutica descubra que tienes migrañas va un abismo, y los usuarios se están dando cuenta de ello; una vez pasado el entusiasmo por dejarse ver y conectar “con todos” empezamos a valorar que un poco de autocensura y privacidad digital no está de más. O de autocontrol; llámese como se quiera.
Lo negativo estaría en ver si asistimos a una nueva “espiral del silencio” donde no hay progreso de ideas, o grupos realmente innovadores, o individuos sobresalientes por las causas antes expuestas…

Si nadie quiere dar demasiado la nota, sobresalir, ir en contra de todos, decir lo que piensa… nos encontraremos que Facebook y las demás Redes Sociales rara vez servirán para el progreso de las ideas y de las sociedades…

La realidad es que muchas personas “están” en las Redes Sociales generalistas pero realmente “viven” en otras más pequeñas, seguras y especializadas, otorgándose así una verdadera libertad de movimientos a ellos mismos. Y es aquí donde una buena campaña de comunicación puede ser realmente efectiva en términos de Marketing de Conquista y Fidelización, de imagen de marca, de “buzz”, de “flow” y por supuesto de movilización a la compra y monetización…